Nuestra historia

Raíces que dan fruto. Tradición que se transforma en excelencia.

Arrels d’Ebre nace de la pasión profunda de nuestra familia por la tierra y por el cultivo del olivo. Durante generaciones, hemos trabajado los campos de las Terres de l’Ebre, una región rica en biodiversidad y carácter, donde la brisa del Mediterráneo y el sol del sur de Cataluña crean unas condiciones inigualables para el cultivo de un aceite excepcional.

Lo que hoy es una marca con identidad propia, comenzó como una tradición humilde, transmitida de padres a hijos, basada en el respeto por la naturaleza y en la búsqueda constante de la calidad. Hemos crecido fieles a esos principios, manteniendo viva una forma de trabajar que prioriza lo auténtico por encima de lo inmediato.

Creemos en un proceso 100 % artesanal, que cuida cada etapa con rigor y sensibilidad. Desde la recolección manual de las aceitunas —cuando alcanzan su punto óptimo de maduración— hasta su primera prensada en frío, todo se realiza con la intención de preservar al máximo sus propiedades y ofrecer un producto final que sea reflejo fiel de su origen.

El resultado es un aceite de oliva virgen extra de calidad superior. Un producto sincero, elaborado sin prisas ni artificios, que concentra en cada gota el esfuerzo, la dedicación y la sabiduría de quienes trabajan la tierra desde hace décadas.

En cada botella de Arrels d’Ebre hay una historia. La historia de una familia, de una tierra y de una manera de hacer las cosas con sentido, con respeto y con vocación de permanencia. Porque más allá del sabor, nuestro aceite transmite valores: tradición, sostenibilidad, autenticidad.

Este es nuestro compromiso. Y también nuestro legado.